Hace unos tres años cuando Mister
Storyteller se mudó me di cuenta de dos cosas, una era que mis
finanzas estaban en un estado de deuda lamentable y la otra que
literalmente tenía tantas cosas que no había espacio para las
suyas. Ambas asuntos por supuesto estaban relacionados pero me costó
tiempo y esfuerzo dame cuenta.
Yo solía comprar como un escape a
diferentes problemas en mi vida: ¿mal día en el trabajo? me iré de
compras, me lo merezco y para eso trabajo; ¿pleito familiar? me iré
al centro comercial o la librería, ¿pelea con el novio? significa
que momento de compraresa pañoleta que es preciosa pero no
necesito, tampoco ayudaba que el ex tuviera la misma clase de apegos
materiales y saliera corriendo a comprarme cosas cada vez que se
sentía culpable, porque el consumismo es una enfermedad de esas que compartida se vuelve peor. Y bueno como obviamente los problemas nunca se
terminan las excusas para comprar tampoco, lo que si se acaba por
supuesto es la cantidad de efectivo que tienes para gastar pero
cuando la adicción ataca la falta de dinero no importa sobre todo si
cuentas con tus amigas las tarjetas de crédito que siempre eran
pagadas pero nunca en totales por lo que no me daba cuenta del
problema financiero que me estaba echando encima.
En ese momento decidí sacar algunas
cosas para que Mister Storyteller pudiera meter las suyas le bajé un
poco a las compras y di por zanjado el asunto. Me gustaría decir que
ahí cambio la cosa pero los malos hábitos son difíciles de
abandonar, sobre todo cuando no te has detenido a pensar seriamente
el por qué tienes tal o cual conducta, así que a un año de mi
shock inicial me encontré con muchas cosas y una deuda que además
había crecido gracias a malas decisiones. Me di cuenta que no
solamente me estaba dañando a mí sino a la nueva familia que estaba
formando, tuve que pararme a pensar y admitir que para mi el comprar
cosas era equivalente a recibir cariño y el comprarme cosas era una
forma muy mala de quererme y fue necesario enfrentar esos vacíos
emocionales de frente para solucionarlos de verdad y no con
paliativos; al final me di cuenta que con el consumismo tiene una relaciones de esas donde alguien toma todo y no te regresa mucho a cambio.
Pero dándome cuenta de eso fue más
fácil establecer que el nuevo camino la nueva forma de quererme era
buscando unas finanzas sanas, medio seis meses después de eso
cancelé mi primera tarjeta y un año después comencé a ahorrar,
algo que nunca había hecho realmente.
Ya en el camino de un equilibrio
descubrí que mi concepto de ganar bien había cambiado, ya no quiero
ganar más para tener más, ahora sé que gano bien porque me alcanza
para nuestro día a día, para ahorrar y ayudar a otros. Pero mi
mayor logro ha sido cambiar mi actitud de compra poco a poco, primero
di el paso de “esa cosa me gusta, puedo esperar a tener el dinero
para comprarla y no endeudarme” y luego el paso grande “esa cosa
me gusta pero no la necesito” al fin puedo decir que terminé mi
romance con el consumismo y el comprar por la emoción de comprar.
En un siguiente post les estaré
platicando al final que estoy haciendo con todas las cosas de más
que había en mi vida y como ha sido el proceso de tener lo que
necesito.